— Buenas tardes Carlos, gracias por tomarse el tiempo de
contestar, así como también doy gracias a que la libertad de expresión exista
(al menos en este espacio) y usted pueda expresarse, así como la educación que
me permite contestarle sin investigarlo para buscar con que pueda intentar
ofenderle; esto se trata de ideas, percepciones del mundo, más no sobre la
calidad de las personas que las profieren.
En vista de lo que he mencionado al principio, dedicaré
estas líneas a argumentar más mi postura y contradecir algunos de sus
argumentos, y no a defenderme en lo personal; mucho menos a agredirlo a usted.
Le hablaré primero sobre el espacio público, aquél cuyo
libre acceso es vital para la democracia (la cual no es sólo votos ni
elecciones). Nuestra ciudad, cada día más llena de rejas, necesita del
resguardo del espacio público por parte de sus ciudadanos, la ciudadanía debe
ejercerse opinando, participando, etc. Por lo tanto, si este festival es un
evento privado (con el espacio acordonado obligándote a recorrer el circuito), la
alcaldía tiene que ofrecer algunas respuestas sobre como asigna este espacio a
una actividad de este tipo; en este punto no es un festival gastronómico
privado, hay una participación de la alcaldía al valorar la propuesta y
permitirla.
En un evento de este tipo, con intereses mixtos (público-privado),
la participación de la alcaldía velando por los ciudadanos y el tipo de ciudad
que promueve es indispensable y vuelvo a establecer mis comparaciones con el
Festival LEER: Supongamos que alguien llega hasta el evento con ganas de
pasear, distraerse, pero no cuenta con presupuesto para adquirir; dicho
festival tiene charlas, talleres, bautizo de libros, etc. Y siempre hay la
oportunidad de compartir con algún librero para hablar sobre literatura y hasta
conseguir algún pequeño librito escondido en 100Bs que se convierte en una joya
para el que lo ha hallado. Es entonces este festival un evento que pese a la crisis
del negocio editorial, sigue dando una respuesta ante la necesidad de consumir
cultura que podemos tener los ciudadanos.
En ese sentido hubiese esperado algo por el estilo, incluso
la alcaldía podría pedir que todos los negocios puedan tener un plato
accesible, a modo de degustación, ya que en este momento la ‘muestra gratis’ se
presenta como algo inviable.
Creo que en sus argumentos no he podido ver con claridad si
usted está al tanto de que la escases de alimentos y el terrible costo de la
canasta básica hacen que ningún ingreso sea suficiente, tengo alumnos, amigos
de lo que se solía llamar clase media, gente con estudios y años de una
trayectoria envidiable pasando hambre, muchos de ellos viven en Chacao; por lo
tanto más allá de lo que he expuesto anteriormente, este evento tiene un valor
simbólico que deja mucho que desear, y una imagen terrible sobre la conciencia
que pueda tener la alcaldía y sus representantes sobre el padecimiento de más
del 80 por cien de los venezolanos.
Es por esto último que hago mención a la publicidad que hace
con tanto énfasis el concejal Diego Scharifker en el evento, utilizando la identidad
gráfica de Chacao, es un error en el plano político y de mercadeo y no he sido
el único en criticarlo. Estamos luchando por un referéndum revocatorio este año
que nos permita encaminarnos para salir de la crisis y poder hacer rumbo a un
modelo democrático, también es cierto que estamos a la espera de las elecciones
regionales, pero de esta no ha habido ni anuncios, ni primarias y este muchacho
ha decidido tomar la delantera, ¿ventajismo? Si, así como la evidencia de que
sólo le preocupan sus intereses personales.
Como ciudadano, confío y apoyo en los políticos que han
estado haciendo un gran trabajo, pero como deseo una política limpia, he
decidido hacer crítica a las ideas y acciones, muy lejos de agredir e insultar al
otro, recuerde usted que esa mala costumbre es legado del chavismo.